Llega un momento en el que te das cuenta de que pesan mas los años que los daños, que los refranes empiezan a cobrar más sentido del que creías, te das cuenta de todo aquello que ha sido desaprovechado y te lamentas, te lamentas una y otra vez de no decir todo aquello que pensaste, empiezas a caminar a paso firme, pero con la espalda encorvada y la cabeza baja, poco a poco vas enderezándote, con cada segundo, cada minuto, cada hora vivida, dándote cuenta de lo valiosas que somos las personas, cada persona tan diferente pero a la vez parecida, con cada defecto, con cada rareza, con cada virtud, con cada rasgo y te das cuenta de que lo perfecto existe, y que esa perfección no está basada de nada más que no sea la querida imperfección que habita en cada uno de esos cuerpos que ves caminar por la calle, y que si estamos aquí es porque tenemos una oportunidad que muchos han despreciado o que muchos otros ni si quiera han tenido el privilegio de tener, por eso hoy, por esas personas y por nosotros mismos, salgamos ahí afuera y demostremos que somos valientes, y que a veces es bueno tener miedo porque nos hace tener metas y alcanzarlas, no hace ver aquello que creíamos olvidado y nos hace sentir aquellas sensaciones que teníamos llenas de polvo.Tenemos miedo a abrir los ojos y ver que la realidad no es como esperábamos pero no nos queda otra, debemos seguir avanzando cada día un poco y fijarnos en los pequeños detalles que tenemos olvidados en el fondo de la memoria, levantar la cabeza y mirar al frente, caminar a paso lento ya que como bien dicen 'sin pausa pero sin prisa', ahí afuera hay almas sollozando en el silencio por un corazón roto, un espiritu perdido, pero al fin y al cabo es lo que nos toca y no hay mal que por bien no venga, ya que estamos empeñados en complicar lo fácil y olvidar lo difícil pero no venimos con manual de instrucciones, así que hay que echarle un par y salir adelante.






























