A veces te das cuentas de que estás sola, estás en esta gran sociedad que poco a poco te va haciendo más y más pequeña, sigues adelante sin el más mínimo motivo, y ahí, ahí es cuando te das cuenta de que estás en este mundo por simple casualidad y que cada virtud, cada error, cada defecto o cada beso te hacen ser lo que eres hoy. Te das cuenta que tienes que seguir adelante, aunque no tengas motivo para hacerlo simplemente avanzar cada día, paso a paso, hasta llegar al final del camino, que al fin y al cabo es el mismo final que tienen todas y cada una de las personas, pero hay algo que nos une, y es que todos buscamos la felicidad, algunos la encuentran así, porque sí, porque les aparece sola sin ellos hacer nada, otros solo siguen adelante esperando un pequeño destello de esa felicidad y poco a poco obtienen más y más y hay otros que esos simplemente se obsesionan con ser felices, se cierran en banda a cualquier posibilidad y tienen ese ansia de encontrar la felicidad, pero de lo que no se dan cuenta es que el primero en ser infeliz será el que se proponga ser feliz de modo permanente.

La felicidad no debería notarse, como les ocurre a los niños que juegan sin miedo a los complejos y sin ser conscientes de ser felices o tener que serlo. Hay personas que la buscan en las drogas, otras en la bebida y así van destrozando poco a poco su organismo pero hay quien sabe buscarla en la música o en la literatura y se evaden de un mundo lleno de monotonía y decepción, elevándose a un mundo paralelo donde todo es perfecto durante unos cuantos minutos.
Estamos aquí por algo que probablemente no sabemos pero hay que seguir y darnos cuenta de que no hace falta un motivo sino darse cuenta de lo que se tiene y no echar de menos lo que no se tiene, y que cada segundo vivido es cada segundo aprovechado, así que sé feliz por el simple hecho de vivir y si vas a morir que sea de amor, que morir aquí por otra cosa no vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario